Volvemos por los ríos verdes estancias atravesando grandes estancias con ganado seleccionado. Durante la noche después de innúmeras
paradas entregando mercaderías a esos almacenes metidos en la floresta, pude asistir al paisaje mas fino y variado que hace años quería conocer. Una luna llena nos seguía con sus reflejos tan claros que podía pensar en mas de un color, digo grises, verdes y ocres. Había
tanta delicadeza en sus reflejos que perdí la cuenta de las horas que pasé comprendiendo como tres colores podían tan sabiamente fusionarse.
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Viaje de Belem a Manaos. Fuente libreta de viajes. 18 de febrero 1951