
Para ellos no existen las horas
Recuerdo cómo cosa muy distante un amanecer, andando yo entre hondonadas de fosforescentes y blancas cabezas yacentes. Meditaba en el destino de esos seres, apenas unos gramos de polvo y olvido. Estaba transitando lentamente, buscando los rastros por entre las mínimas grietas, el derrotero de historias no reveladas a nadie.