
Bordeando el surco de las constelaciones
… o estar en Nazca, asistiendo al paso del cóndor, que lleva entre su plumaje el alma de un gran sacerdote. Otros cóndores seguían de cerca este simbólico vuelo, bordeando el surco de las constelaciones rumbo al más allá. No podía escapar de mi sueño el otear el increíble santuario de Nazca, donde muchas vidas, y por generaciones, bordaron el suelo con piedras claras de brillo dorado. Gigantescos pájaros, monos, arañas, zorros y lagartos mostraron al mundo de arriba, a sus dioses predilectos y al cóndor, el preciso itinerario.